Si la ves, si te pregunta, dile que corrí tan
lejos y sin aire hasta donde ya no pude más,
que me senté en cada banca, que la
lluvia me
apagaba las ganas y los cigarros,
que Bukowski ni Benedetti, ni el extraño
ni yo mismo me ayudaron. Si se acuerda,
dile que lloré y que me vieron, que el
orgullo se lo tragó el suelo y que mi voz
se la llevó el aire. Si se atreve a
mencionarme, dile que corrí de nuevo,
que caí y me raspé, que pisé cada charco
para reventarlo como si me reventara yo
mismo,
que el odio lo escupía cada dos
cuadras y que la sangre de los codos
ya no ardía. Si te habla sobre mí, sobre
lo maldito, lo idiota y lo patán que fui,
menciónale que me perdí esa noche, que
las ganas
de llegar a casa se me fueron,
que nada ni nadie me esperaban para tener
que regresar, que me mordieron los perros,
que los vagos y las putas se acercaron, y que
la
humildad me hizo sentir frío, cuéntale, si te
da tiempo, que dormí en los parques esa noche,
que la familia ni los amigos contestaron el
teléfono
y que las monedas se fueron rodando por la
calle.
Si tan sólo hoy se acuerda, dile que me fui tan
lejos
y que
dejé nada, que los tenis y los calcetines se
me terminaron de romper y que la barba me
cubrió la mitad de la cara y el pelo la otra
mitad, que mi ropa se hizo del mismo color
y que quedé loco, que me apodan y me
dicen cosas raras, que a nadie escucho
y que a todos ladro. Pero no le digas que estoy
mal...
Nosotros debimos estar juntos.
Permanecer juntos. Yo debí buscarte
menos,
provocarte más. Tú debiste quedarte.
Debimos quedarnos juntos,
viajar por el mundo en mi cama,
deshacer las almohadas, soñar, volar, quedarnos.
Debí verte más los dientes, hacerte reír,
tomarte de la mano y nunca dejarte ir.
Debí no haberte querido tanto, no
hacerte sentir necesario así tal
vez te hubieras quedado.
Debí conocerte más antes de
enamorarme, debí enamorarte
más antes de quererte tanto.
Debí y
debiste, debimos tanto.
debimos... pero almenos se que de mi parte... No
falto amor
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